domingo, 20 de febrero de 2011

Que el último apague la luz

Por Cristian Anderson

“Joven delincuente mata a remisero cuando este salía de vacaciones”, así titulaban los diarios ese martes en que Juan de un tiro apago la luz de la vida del remisero.
Juan un pibe de la villa, un pibe al que la vida le pegó duro desde que estaba en el vientre de su madre, hijo de un padre golpeador, que en vez de valores morales de la sociedad solo le enseñó a ser violento. Una madre que nunca recibió los brillantes planes de educación sexual de los iluminados ministros; es madre de ocho hijos incluido Juan que es el mayor.
Desde chico ayudó a su mamá a cuidar, mantener, criar, ser papá, hermano mayor, ejemplo, modelo de sus hermanos, y además de ser todo eso tenía que ser él. De educación solo recibió lo que la calle le ofreció, porque los mismo iluminados que nunca le enseñaron a su mamá, parece que también se les traspapelaron cuando era el turno de Juan.
Un día le presentaron a un señor ofreciendo la fórmula para poder escapar de sus problemas, le regalo la primera, pero en su segundo encuentro ya la formula tenía precio, así que Juan debía pagar, y pagó, pero quería más, y ya que no alcanzaba para ayudar a sus hermanos, a su mamá y para conseguir la formula, comenzó desde lo más chico, fue a almacenes, kioscos chicos, abuelas y sus carteras, pero cuando esto tampoco alcanzaba, comenzó con casas, autos, hasta que un día se cruzó con otro trabajador al que la vida le había pegado duro, pero también la misma vida le ofreció otras oportunidades. Era conocido como “Cacho”, era remisero, ese día salía de unas vacaciones merecidas después de días de 26 horas trabajadas, por eso cuando Juan le dijo: -¡Quédate quieto o te quemo, dame toda la guita! A Cacho se le pasó todo su año de trabajo por la cabeza y se opuso a que un malviviente (como los llaman los noticieros) le quitara lo que es suyo, y se resistió, y Juan que nunca le enseñaron a bajar los brazos, o a no ser violento, disparó, con una sola bala fue suficiente, y así volvemos al principio de nuestra historia, “Joven delincuente mata a remisero cuando este salía de vacaciones”.
Y así Juan fue un delincuente, un malviviente, la noticia fue que apagó la luz de la vida de Cacho, pero en ningún diario, noticiero o programa de radio habló de la luz de Juan que había sido apagada desde hace mucho tiempo. Solo supimos de él cuando el diario lo tituló de delincuente, pero no supimos nada de él hasta que llegó ahí, por eso les regalo esta historia, para que sepamos los muchos Juan que hay, y solo los vemos en los diarios, esos malvivientes que nunca tuvieron vida, esos últimos que les apagaron y apagan la luz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que capo ese vago!

Guillermo Anderson dijo...

Coincido totalmente!