jueves, 21 de enero de 2010

La murga de la virgencita




Por Carlos A.Solari
Marita lo hace por la guita
con los bomberos del cuartel
Su barrio es tan inclemente
y su comparsa siempre es cruel.

Sueña con que su rollo sea
película de amores suaves.
La murga de la virgencita
ese aguijón picante y miel.

Se tambalea en sus tacones
no tiene nada que perder...
Nunca pudo comer del queso
sin que la trampera la aplaste.

Los coches van y vienen
y su ilusión fulana
se empolva la nariz
muerde el labio y va otra vez
para ahogar arcadas gusto a menta
junto con sus bostezos.

Sus chulos son legión
de "cucharangos" que hacen temblar
de miedo su boquita.
Ay! Ay! mi virgencita.

Se maquilla la piel
para el Túnel de amor
y también para su Tren fantasma
(con la boquita seca)
Será el propio buen Dios
quién toca así el tambor
y que ahuyenta su clientela
y la aflije con tristezas.

Pilchitas de poliester
y santidad de virgen.

Milagro más, milagro menos
otra polilla en busca de la luz.
La murga de esa virgencita
 
que no quiere besar a nadie...

jueves, 14 de enero de 2010

Madrigal triste

Por Charles Baudelaire


¿Qué me importa que seas buena?
Se bella, y se triste, las lagrimas
Añaden encanto a tu rostro,
Como la lluvia al paisaje;
La tormenta rejuvenece las flores.

Te amo mas aun cuando la alegría
Huye del balcón de tu frente,
Cuando tu corazón se hunde en el horror,
Cuando sobre tu frente se despliega
La temible nube del pasado.

Te amo cuando tus grandes ojos derraman
Un agua tibia como la sangre,
Cuando a pesar de mi mano que te acompaña,
El peso de la angustia horada tu voz
Como un quejido agonizante 

miércoles, 13 de enero de 2010

Angel y demonio

Por:Juan Carlos Baglietto 

Soy el principito  
en el asteroide de tu corazón.  
Soy el Humphrey Bogart  
que te roba un beso  
al lado del avión.  
 
La locomotora  
que te arrastra en sueños  
a la perdición.  
 
Estoy en tu bolso  
con los documentos  
y el encendedor.  
soy el espejito  
que te observa a diario  
en el ascensor.  
 
Para subir al cielo.  
si te hace falta un ángel,  
si te hace falta un ángel  
para subir al cielo  
para ir al quinto infierno,  
si precisas un diablo,  
si precisas un diablo  
para ir al quinto infierno,  
que te convierta en fuego  
si te hace falta un mago,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego  
de todo el universo  
si precisas un guía  
de todo el universo  
 
Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...  
 
Soy el perro Pluto  
que reclama el hueso  
de tu compasión.  
Soy la Perestroika  
que exige transparencia  
en tu ropa interior  
 
Soy la mariposa  
que está dibujada  
en tu bronceador  
estoy en tu bolso  
con los documentos  
y el encendedor.  
 
Soy el espejito  
que te observa a diario  
en el ascensor  
 
Para subir al cielo.  
si te hace falta un ángel,  
si te hace falta un ángel  
para subir al cielo  
para ir al quinto infierno,  
si precisas un diablo,  
si precisas un diablo  
para ir al quinto infierno,  
que te convierta en fuego  
si te hace falta un mago,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego  
de todo el universo  
si precisas un guía  
de todo el universo  
 
Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...  
 
Si te hace falta un ángel,  
para subir al cielo,  
si precisas un diablo,  
para ir al quinto infierno,  
si te hace falta un mago  
que te convierta en fuego,  
si precisas un guía,  
de todo el universo  
 
Ese soy yo, ese soy yo...  
ese soy yo, ese soy yo...

domingo, 10 de enero de 2010

Colección de libros de Página/12



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Títulos de aquí y de allá

- César Aira: Váramo
- Pedro Almodóvar: Patty Diphusa
- Martin Amis: Visitando a Mrs. Nabokov
- Paul Auster: La habitación cerrada
- Alessandro Baricco: Los bárbaros
- Djuna Barnes: Humo
- Julian Barnes: La mesa limón y otros cuentos
- Mario Bellatín: Damas chinas
- Thomas Bernhard: Sí
- Jean Baudrillard: La izquierda divina
- Roberto Bolaño: La universidad desconocida (fragmentos)
- Pierre Bordieu: Sobre la televisión y otros artículos
- Jane Bowles: Placeres sencillos
- Charles Bukowski: Escritos de un viejo indecente y otros relatos
- Raymond Carver: Catedral y otros cuentos
- Noam Chomsky: El gobierno en el futuro
- Colette: Dúo
- Copi: Virginia Woolf ataca de nuevo
- Roald Dahl: Relatos de lo inesperado
- H. M. Enzensberger: El perdedor radical
- Michel Foucault: Nietzsche, Freud, Marx
- Witold Gombrowicz: Autobiografía sucinta, textos y entrevistas / Correspondencia con Jean Dubuffet
- Michel Houellebecq: El mundo como supermercado
- Ryszard Kapuscinski: La guerra del fútbol
- Hanif Kureishi: Mi hermosa lavandería
- V. I. Lenin: Testamento político
- Pedro Lemebel: Loco afán
- Groucho Marx: Las cartas de Groucho
- Ian McEwan: Primer amor, últimos ritos
- Vladimir Nabokov: Una belleza rusa
- Amélie Nothomb: Cosmética del enemigo
- Kenzaburo Oé: La presa
- Alan Pauls: Historia del llanto
- Ricardo Piglia: Prisión perpetua
- Oliver Sacks: Un antropólogo en Marte y otros relatos
- W. G. Sebald: Sobre la historia natural de la destrucción
- San Shepard: El gran sueño del paraíso
- Antonio Tabucchi: El ángel negro y otros cuentos
- Tom Wolfe: Las décadas púrpuras
- Alejandro Zambra: Bonsai

El ángel de la bicicleta




Por León Gieco/ Luis Gurevich 

Cambiamos ojos por cielo 
sus palabras tan dulces, tan claras 
cambiamos por truenos 

Sacamos cuerpo, pusimos alas 
y ahora vemos una bicicleta alada que viaja 
por las esquinas del barrio, por calles 
por las paredes de baños y cárceles 
¡Bajen las armas 
que aquí solo hay pibes comiendo! 

Cambiamos fe por lágrimas 
con qué libro se educó esta bestia 
con saña y sin alma 
Dejamos ir a un ángel 
y nos queda esta mierda 
que nos mata sin importarle 
de dónde venimos, qué hacemos, qué pensamos 
si somos obreros, curas o médicos 
¡Bajen las armas 
que aquí solo hay pibes comiendo! 

Cambiamos buenas por malas 
y al ángel de la bicicleta lo hicimos de lata 
Felicidad por llanto 
ni la vida ni la muerte se rinden 
con sus cunas y sus cruces 

Voy a cubrir tu lucha más que con flores 
Voy a cuidar de tu bondad más que con plegarias 
¡Bajen las armas 
que aquí solo hay pibes comiendo! 

Cambiamos ojos por cielo 
sus palabras tan dulces, tan claras 
cambiamos por truenos 

Sacamos cuerpo, pusimos alas 
y ahora vemos una bicicleta alada que viaja 
por las esquinas del barrio, por calles 
por las paredes de baños y cárceles 
¡Bajen las armas 
que aquí solo hay pibes comiendo!