lunes, 28 de febrero de 2011

Abuelos


Para muchos pueblos del África negra, los antepasados son los espíritus que están vivos en el árbol que crece junto a tu casa o en la vaca que pasta en el campo. El bisabuelo de tu tatarabuelo es ahora aquel arroyo que serpentea en la montaña. Y también tu ancestro puede ser cualquier espíritu que quiera acompañarte en tu viaje en el mundo, aunque no haya sido nunca pariente ni conocido.
La familia no tiene fronteras, explica Soboufu Somé, del pueblo dagara:
—Nuestros niños tienen muchas madres y muchos padres. Tantos como ellos quieran.
Y  los espíritus ancestrales, los que te ayudan a caminar, son los muchos abuelos que cada uno tiene. Tantos como quieras.

domingo, 20 de febrero de 2011

Que el último apague la luz

Por Cristian Anderson

“Joven delincuente mata a remisero cuando este salía de vacaciones”, así titulaban los diarios ese martes en que Juan de un tiro apago la luz de la vida del remisero.
Juan un pibe de la villa, un pibe al que la vida le pegó duro desde que estaba en el vientre de su madre, hijo de un padre golpeador, que en vez de valores morales de la sociedad solo le enseñó a ser violento. Una madre que nunca recibió los brillantes planes de educación sexual de los iluminados ministros; es madre de ocho hijos incluido Juan que es el mayor.
Desde chico ayudó a su mamá a cuidar, mantener, criar, ser papá, hermano mayor, ejemplo, modelo de sus hermanos, y además de ser todo eso tenía que ser él. De educación solo recibió lo que la calle le ofreció, porque los mismo iluminados que nunca le enseñaron a su mamá, parece que también se les traspapelaron cuando era el turno de Juan.
Un día le presentaron a un señor ofreciendo la fórmula para poder escapar de sus problemas, le regalo la primera, pero en su segundo encuentro ya la formula tenía precio, así que Juan debía pagar, y pagó, pero quería más, y ya que no alcanzaba para ayudar a sus hermanos, a su mamá y para conseguir la formula, comenzó desde lo más chico, fue a almacenes, kioscos chicos, abuelas y sus carteras, pero cuando esto tampoco alcanzaba, comenzó con casas, autos, hasta que un día se cruzó con otro trabajador al que la vida le había pegado duro, pero también la misma vida le ofreció otras oportunidades. Era conocido como “Cacho”, era remisero, ese día salía de unas vacaciones merecidas después de días de 26 horas trabajadas, por eso cuando Juan le dijo: -¡Quédate quieto o te quemo, dame toda la guita! A Cacho se le pasó todo su año de trabajo por la cabeza y se opuso a que un malviviente (como los llaman los noticieros) le quitara lo que es suyo, y se resistió, y Juan que nunca le enseñaron a bajar los brazos, o a no ser violento, disparó, con una sola bala fue suficiente, y así volvemos al principio de nuestra historia, “Joven delincuente mata a remisero cuando este salía de vacaciones”.
Y así Juan fue un delincuente, un malviviente, la noticia fue que apagó la luz de la vida de Cacho, pero en ningún diario, noticiero o programa de radio habló de la luz de Juan que había sido apagada desde hace mucho tiempo. Solo supimos de él cuando el diario lo tituló de delincuente, pero no supimos nada de él hasta que llegó ahí, por eso les regalo esta historia, para que sepamos los muchos Juan que hay, y solo los vemos en los diarios, esos malvivientes que nunca tuvieron vida, esos últimos que les apagaron y apagan la luz.

jueves, 17 de febrero de 2011

Nike es la cultura

Por Carlos Alberto Solari 

Vas corriendo con tus Nikes
y las balas van detrás
(lo que duele no es la goma sino su velocidad)

En el cagadero no hay gato más triste
sin moda de callejón.
Si Nike es la cultura
Nike es tu cultura, hoy...

Almacenes coloridos a los que llamás "Ciudad"
Te envuelven con canciones indoloras como hilo musical.

Que el pasado acabe
y a su fin llegue
plantando la jeta, hoy.
Si Nike es la cultura
Nike es tu cultura, hoy...

Mientras Michael se retira, en la cadena ESPN
hay papiamentos casteyankis y caló pachuco irreal.
Jovencitos peligrosos
(los papis no dan más, no bancan)
carroñeros que te rajan la careta de MTV latina.

Operarios con salarios de miseria.
Dirás... ¿qué me importa eso?
tengo trece o quince años...
Las Jordan´s son para mí.

Vos gritás -¡No Logo!
o no gritás -¡No Logo!
O gritás -¡No Logo... no!
Si Nike es la cultura
Nike es tu cultura, hoy...

Es que el diablo está en el cielo... pero aparte (vos sabés eso)
Masturburguer da cupones y una ópera hip hop
y Nike es tu cultura hoy.








Sobre el logo y el no logo




Por Guillermo Anderson

El corpus de análisis que he tomado para identificar las categorías de hibridación y globalización es la letra de la canción “Nike es la cultura” perteneciente al disco El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel) del Indio Solari y los fundamentalistas del aire acondicionado (2004), he decidido tomar algunos fragmentos donde se asemejan mejor a estas temáticas.
El tema hace referencia al libro de ensayo No logo de la escritora canadiense Naomi Klein, quien junto a varios autores apoyan  la causa de los movimientos antiglobalización.
La letra analizada posee un tono crítico partiendo desde el mismo titulo como  afirmación o toma de postura basándose en que la marca deportiva Nike (de origen norteamericano) es la cultura que prevalece en el mundo actual, tal como dice en su estrofa:

En el cagadero no hay gato más triste
sin moda de callejón.
Si Nike es la cultura
Nike es tu cultura, hoy...

Aunque en esta ultima frase Solari resume dos ideas o conceptos que aunque poseen características similares son distintas como los desanudaría el escritor brasileño Renato Ortiz al definir “Por eso es útil distinguir entre globalización de la economía y de la tecnología y mundialización de la cultura”[1]
El tema hace alusión a Nike como icono emblemático del modelo económico capitalista que se suma a otras corporaciones multinacionales como Mc´ Donald, Calvin Klein, Levis, Adidas, Coca Cola etc., que forman parte de lo que Ortiz amplia al decir “Cuando hablamos de una economía global, nos referimos a una estructura única subyacente a toda y cualquier economía”[2]
En cuanto a la perspectiva cultural el autor diría “El proceso de mundialización de la cultura no implica necesariamente el aniquilamiento de la otras manifestaciones culturales. En este sentido, no existe ni existirá una cultura global única, idéntica en todos lados”[3].

Almacenes coloridos a los que llamás "Ciudad"
Te envuelven con canciones indoloras como hilo musical.
Aquí se introduce una mirada que para su posterior análisis se requiere el concepto de hibridación que plantea el escritor argentino Néstor García Canclini, al investigar la ciudad mexicana de Tijuana justo en el limite con Estados Unidos, que se hace extensible al resto de las principales ciudades (alguna de ellas cosmopolitas), donde predominan las constantes hibridaciones culturales, Latinoamericanas como Buenos Aires, México, San Pablo y del resto del mundo como Nueva York, Paris, etc.
Canclini esbozaría: “Es en estos escenarios donde estallan ostensiblemente casi todas las categorías (Subalterno/Hegemónico, tradicional/ moderno) empleadas para hablar de lo popular. Sus nuevas modalidades de organización de la cultura, de hibridación de las tradiciones de clases etnias y naciones”[4].
Otro aspecto que toma la canción es la relación de los adolescentes con la globalización y sobre todo los productos que ofrecen las multinacionales, como bien describe esta estrofa:

Jovencitos peligrosos
(los papis no dan más, no bancan)
carroñeros que te rajan la careta de MTV latina.

En referencia a esta temática en una entrevista realizada a Renato Ortiz sostiene que “En las sociedades contemporáneas, la conducta de un estrato particular de jóvenes solo puede ser entendida al situarla en el horizonte de la mundialización T-shirt, zapatillas, jeans (texanos), ídolos de rock, surf, son referencias desterritorializadas que forman parte de un léxico, de una memoria juvenil nternacional-popular. Adora ritualmente principalmente en los programas de MTV. Para construir sus identidades, ellos eligen símbolos y signos decantados por el proceso de globalización”[5].
Otro pasaje del tema donde se observa claramente la mención al libro de Klein, en donde se indaga sobre empresas como Nike realiza contrataciones de asalariados a bajo costo que realizan en países como Indonesia y a su vez como un joven sigue ciertas pautas de consumo sin reflexionar sobre el origen de estos productos:
Operarios con salarios de miseria.
Dirás... ¿qué me importa eso?
tengo trece o quince años...
Las Jordan´s son para mí.

Por último y  casi al final de la letra aparecen las reacciones diversas (a veces contradictorias), en su convivencia con el “Logo”, sobre el poderío que tienen las marcas en la vida cotidiana de la gente, entre las que consumen estos productos aun teniendo sus criticas y los que directamente se niegan a adquirirlos y cierra con la afirmación inicial de que Nike  como referente cultural en todo el planeta aunque no finaliza el debate sobre esta polémica sino que abre nuevos ejes a la discusión.

Vos gritás -¡No Logo!
o no gritás -¡No Logo!
O gritás -¡No Logo... no!
Si Nike es la cultura
Nike es tu cultura, hoy...


Letra de Nike es la cultura

Bibliografia

Altamirano, Carlos Términos críticos de la sociología Ed. Paidós, 2002.

Canclini García, Néstor Culturas Hibridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Ed Sudamericana, 1992

Klein, Naomi No logo: el poder de las marcas, Ed. Paidós, 2002.




[1] Ortiz Renato, Globalización/Mundialización ,2003
[2] Ortiz Renato,Op,Cit
[3] Ortiz Renato, Op Cit
[4] Canclini García, Néstor Culturas Hibridas,1992
[5] Entrevista con Renato Ortiz realizada por Rodrigo Gomez en la ciudad de Barcelona. En la iniciativa de Comunicación desde el 30 de abril de 2002, Actualizado el 24 de Septiembre de 20007.

Eduardo Galeano

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para que sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar".

domingo, 13 de febrero de 2011

Sobre política y lenguaje/3

Por George Orwell

Vicios de la escritura

Pero si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje también puede corromper el pensamiento. Un mal uso se puede difundir por tradición e imitación aun entre personas que deberían saber y obrar mejor. El lenguaje degradado que he examinado es, en cierta forma, muy conveniente. Expresiones como "un supuesto no injustificable", "una consideración que siempre debemos tener en mente", dejan mucho que desear, no cumplen un buen propósito, son una tentación continua, una caja de aspirinas siempre al alcance de la mano. Relea este ensayo, y con toda seguridad encontrará que una y otra vez he cometido las mismas faltas contra las que he protestado. En el correo de esta mañana recibí un panfleto sobre las condiciones en Alemania. El autor me decía que se "sintió impelido" a escribirlo. Lo abrí al azar y ésta es la primera frase que leí: " [Los Aliados] no sólo tienen la oportunidad de lograr una transformación radical de la estructura social y política de Alemania de tal manera que eviten una reacción nacionalista en la misma Alemania, sino que al mismo tiempo pueden sentar los fundamentos de una Europa cooperativa y unificada". Cuando se lee que se "sintió impelido" a escribir es de presumir que tiene algo nuevo que decir, pero sus palabras, como corceles de caballería que responden al clarín, se juntan automáticamente en una alineación monótonamente familiar. Esta invasión de la mente por frases hechas ("sentar los fundamentos", "lograr una transformación radical") sólo se puede evitar si se está continuamente en guardia contra ellas, y cada una de esas frases anestesia una parte del cerebro.

Dije antes que la decadencia de nuestro lenguaje es remediable. Quienes lo niegan argumentarían, en caso de que pudieran elaborar un argumento, que el lenguaje simplemente refleja las condiciones sociales existentes, y que no podemos influir en su desarrollo directamente, jugando con palabras y construcciones. Así puede suceder con el tono o espíritu general de un lenguaje, pero no es verdad para sus detalles. Las palabras y las expresiones necias suelen desaparecer, no mediante un proceso evolutivo sino a causa de la acción consciente de una minoría. Dos ejemplos recientes: "explorar todas las avenidas" y "no dejar piedra sobre piedra", que fueron liquidadas por las burlas de algunos periodistas. Hay una larga lista de metáforas corruptas que también desaparecerían si un buen número de personas se empeñara en esa tarea; y debería ser posible burlarse de la expresión "no informe" hasta que deje de existir, reducir la cantidad de latín y griego en la frase promedio, excluir las locuciones extranjeras y las palabras científicas erróneas, y, en general, lograr que el tono pretencioso pase de moda. Pero todos éstos son puntos menores. La defensa del lenguaje inglés implica más que esto, y quizás es mejor empezar diciendo lo que no implica.
Para empezar, nada tiene que ver con el arcaísmo, con la preservación de palabras y giros obsoletos del lenguaje, ni con la exaltación de un "inglés estándar" del que nunca deberíamos apartarnos. Por el contrario, se trata de desechar toda palabra o modismo que se ha desgastado y perdido su utilidad. Nada tiene que ver con la gramática ni con la sintaxis correctas, que carecen de importancia cuando se expresa claramente el significado, ni con la eliminación de los americanismos, ni con tener lo que se denomina una "buena prosa". Por otra parte, no se trata de fingir una falsa simplicidad ni de escribir en inglés coloquial. Ni siquiera implica preferir en todos los casos la palabra sajona a la latina, aunque sí implica usar el menor número de palabras, y las más breves, que cubra el significado. Lo que se necesita, por encima de todo, es dejar que el significado elija la palabra y no al revés. En prosa, lo peor que se puede hacer con las palabras es rendirse a ellas. Cuando usted piensa en un objeto concreto, piensa sin palabras, y luego, si quiere describir lo que ha visualizado, quizá busque hasta encontrar las palabras exactas que concuerdan con ese objeto. Cuando piensa en algo abstracto se inclina más a usar palabras desde el comienzo, y salvo que haga un esfuerzo consciente para evitarlo, el dialecto existente vendrá de golpe y hará la tarea por usted, a expensas de confundir e incluso alterar su significado. Quizá sea mejor que evite usar palabras en la medida de lo posible y logre un significado tan claro como pueda mediante imágenes y sensaciones. Después puede elegir -y no simplemente aceptar- las expresiones que cubran mejor el significado, y luego ponerse en el lugar del lector y decidir qué impresiones producen en él las palabras que ha elegido. Este último esfuerzo de la mente suprime todas las imágenes desgastadas o confusas, todas las frases prefabricadas, las repeticiones innecesarias, y las trampas y vaguedades. Pero a menudo usted puede tener dudas sobre el efecto de una palabra o una expresión, y necesita reglas en las que pueda confiar cuando falla el instinto. Pienso que las reglas siguientes cubren la mayoría de los casos:


* Nunca use una metáfora, un símil u otra figura gramatical que suela ver impresa.
* Nunca use una palabra larga donde pueda usar una corta.

* Si es posible suprimir una palabra, suprímala.
* Nunca use la voz pasiva cuando pueda usar la voz activa.

* Nunca use una locución extranjera, una palabra científica o un término de jerga si puede encontrar un equivalente del inglés [vale también para el español, por supuesto] cotidiano.

Rompa cualquiera de estas reglas antes de decir un barbarismo.
Estas reglas parecen elementales, y lo son, pero exigen un profundo cambio de actitud en todos aquellos que se han acostumbrado a escribir en el estilo que hoy está de moda. Uno puede cumplir todas ellas y aun así escribir un mal inglés, pero no podría escribir el tipo de banalidades que cité en esos cinco especimenes al comienzo de este artículo.
Aquí no he examinado el uso literario del lenguaje, tan sólo el lenguaje como instrumento para expresar y no para ocultar o evitar el pensamiento. Stuart Chase y otros han llegado a pretender que todas las palabras abstractas carecen de sentido, y han usado esto como pretexto para defender una especie de quietismo político. Si no sabe qué es el fascismo, ¿cómo puede luchar contra el fascismo? Uno no tiene que tragarse absurdos como éste, pero ha de reconocer que el actual caos político está ligado a la decadencia del lenguaje y que quizá puede aportar alguna mejora empezando por el aspecto verbal. Si simplifica su inglés, se libera de las peores tonterías de la ortodoxia. No puede hablar ninguno de los dialectos necesarios, y cuando haga un comentario estúpido su estupidez se tornará obvia, aun para usted mismo. El lenguaje político -y, con variaciones, esto es verdad para todos los partidos políticos, desde los conservadores hasta los anarquistas- es construido para lograr que las mentiras parezcan verdaderas y el asesinato respetable, y para dar una apariencia de solidez al mero viento. Uno no puede cambiar esto en un instante, pero puede cambiar los hábitos personales, y de vez en cuando puede incluso, si se burla en voz bastante alta, lanzar alguna frase trillada e inútil -alguna bota militar, un talón de Aquiles, un crisol, una prueba ácida, un verdadero infierno, o algún otro desecho o residuo verbal- a la basura, al lugar a donde pertenece.

"La política y el lenguaje inglés" (1946).

viernes, 11 de febrero de 2011

Primos

Ham, el conquistador del espacio sideral, había sido cazado en África.
Él fue el primer chimpancé que viajó lejos del mundo, el primer chimponauta. Se marchó metido en la cápsula Mercury. Tenía más cables que una central telefónica.
Regresó al mundo sano y salvo, y el registro de cada función de su cuerpo demostró que también los humanos podíamos sobrevivir a la travesía del espacio.
Ham fue tapa de la revista «Life» y pasó el resto de su vida en las jaulas de los zoológicos.

jueves, 10 de febrero de 2011

Roberto Fontanarrosa/2

"El optimista ve la copa medio llena. El pesimista la ve medio vacía. El borracho la ve doble".

Cortázar Lee a Cortázar


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01 Palabras De Introducción - 4:59 
02 Continuidad De Los Parques - 3:53 
03 Acerca De Su Mala Pronunciación - 1:28 
04 Me Caigo Y Me Levanto - 3:49 
05 Filantropía (Historia De Cronopios) - 1:13 
06 Correos Y Telecomunicaciones - 2:29 
07 Palabras De Introducción - 1:48 
08 Conducta En Los Velorios - 8:08 
09 Palabras - 0:39 
10 Capítulo 68 De ‘rayuela’ - 1:13 
11 Palabras - 0:29 
12 Capítulo 32 De ‘rayuela’ (Carta De La Maga Al Bebé Rocamadour) - 8:23 

martes, 8 de febrero de 2011

El mejor oficio del mundo

Por Gabriel García Márquez


Hace unos cincuenta años no estaban de moda las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprenta, en el cafetín de enfrente, en las parrandas de los viernes. Todo el periódico era una fábrica que formaba e informaba sin equívocos, y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto. Pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común, y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo.
El trabajo llevaba consigo una amistad de grupo que inclusive dejaba poco margen para la vida privada. No existían las juntas de redacción institucionales, pero a las cinco de la tarde, sin convocatoria oficial, todo el personal de planta hacía una pausa de respiro en las tensiones del día y confluía a tomar el café en cualquier lugar de la redacción. Era una tertulia abierta donde se discutían en caliente los temas de cada sección y se le daban los toques finales a la edición de mañana. Los que no aprendían en aquellas cátedras ambulatorias y apasionadas de veinticuatro horas diarias, o los que se aburrían de tanto hablar de los mismo, era porque querían o creían ser periodistas, pero en realidad no lo eran.El periódico cabía entonces en tres grandes secciones: noticias, crónicas y reportajes, y notas editoriales. La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en realidad en sentido contrario. Doy fe: a los diecinueve años -siendo el peor estudiante de derecho- empecé mi carrera como redactor de notas editoriales y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso.La misma práctica del oficio imponía la necesidad de formarse una base cultural, y el mismo ambiente de trabajo se encargaba de fomentarla. La lectura era una adicción laboral. Los autodidactas suelen ser ávidos y rápidos, y los de aquellos tiempos lo fuimos de sobra para seguir abriéndole paso en la vida al mejor oficio del mundo... como nosotros mismos lo llamábamos. Alberto Lleras Camargo, que fue periodista siempre y dos veces presidente de Colombia, no era ni siquiera bachiller.La creación posterior de las escuelas de periodismo fue una reacción escolástica contra el hecho cumplido de que el oficio carecía de respaldo académico. Ahora ya no son sólo para la prensa escrita sino para todos los medios inventados y por inventar.Pero en su expansión se llevaron de calle hasta el nombre humilde que tuvo el oficio desde sus orígenes en el siglo XV, y ahora no se llama periodismo sino Ciencias de la Comunicación o Comunicación Social. El resultado, en general, no es alentador.

Los muchachos que salen ilusionados de las academias, con la vida por delante, parecen desvinculados de la realidad y de sus problemas vitales, y prima un afán de protagonismo sobre la vocación y las aptitudes congénitas. Y en especial sobre las dos condiciones más importantes: la creatividad y la práctica.La mayoría de los graduados llegan con deficiencias flagrantes, tienen graves problemas de gramática y ortografía, y dificultades para una comprensión reflexiva de textos. Algunos se precian de que pueden leer al revés un documento secreto sobre el escritorio de un ministro, de grabar diálogos casuales sin prevenir al interlocutor, o de usar como noticia una conversación convenida de antemano como confidencial. Lo más grave es que estos atentados éticos obedecen a una noción intrépida del oficio, asumida a conciencia y fundada con orgullo en la sacralización de la primicia a cualquier precio y por encima de todo. No los conmueve el fundamento de que la mejor noticia no es siempre la que se da primero sino muchas veces la que se da mejor. Algunos, conscientes de sus deficiencias, se sienten defraudados por la escuela y no les tiembla la voz para culpar a sus maestros de no haberles inculcado las virtudes que ahora les reclaman, y en especial la curiosidad por la vida.Es cierto que estas críticas valen para la educación general, pervertida por la masificación de escuelas que siguen la línea viciada de lo informativo en vez de lo formativo. Pero en el caso específico del periodismo parece ser, además, que el oficio no logró evolucionar a la misma velocidad que sus instrumentos, y los periodistas se extraviaron en el laberinto de una tecnología disparada sin control hacia el futuro. Es decir, las empresas se han empeñado a fondo en la competencia feroz de la modernización material y han dejado para después la formación de su infantería y los mecanismos de participación que fortalecían el espíritu profesional en el pasado. Las salas de redacción son laboratorios asépticos para navegantes solitarios, donde parece más fácil comunicarse con los fenómenos siderales que con el corazón de los lectores. La deshumanización es galopante.

Un avance importante en este medio siglo es que ahora se comenta y se opina en la noticia y en el reportaje, y se enriquece el editorial con datos informativos. Sin embargo, los resultados no parecen ser los mejores, pues nunca como ahora ha sido tan peligroso este oficio. El empleo desaforado de comillas en declaraciones falsas o ciertas permite equívocos inocentes o deliberados, manipulaciones malignas y tergiversaciones venenosas que le dan a la noticia la magnitud de un arma mortal. Las citas de fuentes que merecen entero crédito, de personas generalmente bien informadas o de altos funcionarios que pidieron no revelar su nombre, o de observadores que todo lo saben y que nadie ve, amparan toda clase de agravios impunes. Pero el culpable se atrinchera en su derecho de no revelar la fuente, sin preguntarse si él mismo no es un instrumento fácil de esa fuente que le transmitió la información como quiso y arreglada como más le convino. Yo creo que sí: el mal periodista piensa que su fuente es su vida misma -sobre todo si es oficial- y por eso la sacraliza, la consiente, la protege, y termina por establecer con ella una peligrosa relación de complicidad, que lo lleva inclusive a menospreciar la decencia de la segunda fuente.

La grabadora es la culpable de la magnificación viciosa de la entrevista. La radio y la televisión, por su naturaleza misma, la convirtieron en el género supremo, pero también la prensa escrita parece compartir la idea equivocada de que la voz de la verdad no es tanto la del periodista que vio como la del entrevistado que declaró. Para muchos redactores de periódicos la transcripción es la prueba de fuego: confunden el sonido de las palabras, tropiezan con la semántica, naufragan en la ortografía y mueren por el infarto de la sintaxis. Tal vez la solución sea que se vuelva a la pobre libretita de notas para que el periodista vaya editando con su inteligencia a medida que escucha, y le deje a la grabadora su verdadera categoría de testigo invaluable. De todos modos, es un consuelo suponer que muchas de las transgresiones éticas, y otras tantas que envilecen y avergüenzan al periodismo de hoy, no son siempre por inmoralidad, sino también por falta de dominio profesional.Tal vez el infortunio de las facultades de Comunicación Social es que enseñan muchas cosas útiles para el oficio, pero muy poco del oficio mismo. Claro que deben persistir en sus programas humanísticos, aunque menos ambiciosos y perentorios, para contribuir a la base cultural que los alumnos no llevan del bachillerato. Pero toda la formación debe estar sustentada en tres pilares maestros: la prioridad de las aptitudes y las vocaciones, la certidumbre de que la investigación no es una especialidad del oficio sino que todo el periodismo debe ser investigativo por definición, y la conciencia de que la ética no es una condición ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo como el zumbido al moscardón.El objetivo final debería ser el retorno al sistema primario de enseñanza mediante talleres prácticos en pequeños grupos, con un aprovechamiento crítico de las experiencias históricas, y en su marco original de servicio público. Es decir: rescatar para el aprendizaje el espíritu de la tertulia de las cinco de la tarde.Los medios harían bien en apoyar esta operación de rescate. Ya sea en sus salas de redacción, o con escenarios construidos a propósito, como los simuladores aéreos que reproducen todos los incidentes del vuelo para que los estudiantes aprendan a sortear los desastres antes de que se los encuentren de verdad atravesados en la vida. Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente.

jueves, 3 de febrero de 2011

Villas: la vida en un mundo aparte o así se vive apartado del mundo.


(dedicada a la gente de la Carlos Gardel, mi barrio)

Por: Camilo Blajaquis

Familias numerosas, o mejor dicho madres solteras con muchos hijos.
Los cascotes que inventan caminos así el barro no te muerde los tobillos.
Pilones de basura por acá y por allá. Esqueletos de autos robados ya desmantelados,saqueados y prendidos fuego. El sonido de un disparo en una esquina, diez disparos de
respuesta en la otra.
Charlas de vecinas a través del alambrado mientras cuelgan la ropa en la soga: ¨Che teenteraste que lo mataron a fulano¨. ¨Si, y que a mengano le reventaron el rancho en la madrugada¨. 
La policía y sus cacerías.
La iniciación sexual bien temprana, los guachos, las pibas.
El comedor que se redujo a tan solo una merienda por día.
Los que se van a trabajar con sus bolsitos y sus bicis y sus ojos tristes y cansados.
La mayoría de la juventud que abandona la escuela sabiendo que San Martín lo único que
hizo fue posar para el billete de cinco pesos.
Las madres que lloran la muerte del hijo chorro en velorios propios y ajenos.
Más patadas que gambetas en el campeonato de fútbol, los domingos a la tarde. El aire
intoxicado por el porro cortado que esta vendiendo hoy la transa. Los evangelistas y susgritos. Los perros persiguiendo las motos.
El guiso salvador del mediodía, el mismo guiso a la noche, lo que quede del guiso mañana.
Uno con las últimas Nike al frente, dos acá a la vuelta, diez en el fondo.
El micro que recorre los penales lleno de novias, de hijos, de madres y padres. La cumbia
poniéndole ritmo a la miseria. El amanecer y los carros. El amanecer y los que todavía siguen
de gira.
Los muchos sueldos flacos destinados a un celular, a ropa nueva, a disfrazar la pobreza.
Maradonas que mató la policía, que están en cana o laburando en una fábrica y que derrochan
su magia pero en una canchita de barro.
La avenida y su frontera que divide a la villa del mundo. Rezos que ruegan exiliarse a la sociedad.
El sonido anestesiante de la lluvia maltratando las chapas. Los extranjeros de la clase media
que vienen a comprar droga y se van descalzos, sin plata, pero con la droga.
Las velas derritiéndose en los mini-santuarios con las fotos de los pibes que murieron a
manos de las balas, paredes que recuerdan sus hazañas.
Mujeres que modelan ante la pandilla, amor inconsciente pero puro, niños que se convierten
en padres.
La religión de odiar a muerte a la yuta y dos de sus devotos a bordo de un súper auto seguramente robado.
Habitantes que se conocen todos, secretos que saben todos, engaños imposibles de ocultar.
Panorama de vida que siempre tiene olor a celda, a plomo, a trabajo en negro o en gris... o a traje de encargado de limpieza.
Es la villa, es otro mundo, es vivir apartado.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Edades


Nos ocurre antes de nacer. En nuestros cuerpos, que empiezan a cobrar forma, aparece algo parecido a las branquias y también una especie de rabo. Poco duran esos apéndices, que asoman y caen.
Esas efímeras apariciones, ¿nos cuentan que alguna vez fuimos peces y alguna vez fuimos monos? ¿Peces lanzados a la conquista de la tierra seca? ¿Monos que abandonaron la selva o fueron por ella abandonados?
Y el miedo que sentimos en la infancia, miedo de todo, miedo de nada, ¿nos cuenta que alguna vez tuvimos miedo de ser comidos? El terror a la oscuridad y la angustia de la soledad, ¿nos recuerdan aquel antiguo desamparo?
Ya mayorcitos, los miedosos metemos miedo. El cazado se ha hecho cazador, el bocado es boca. Los monstruos que ayer nos acosaban son, hoy, nuestros prisioneros. Habitan nuestros zoológicos y decoran nuestras banderas y nuestros himnos.