Cuando Irak era Sumeria, el tiempo tuvo semanas, las semanas tuvieron días y los días tuvieron nombres.
Los sacerdotes
dibujaron los primeros mapas celestes y bautizaron los astros, las
constelaciones y los días.
Hemos heredado
sus nombres, que fueron pasando, de lengua en lengua, del sumerio al babilonio,
del babilonio al griego, del griego al latín, y así.
Ellos habían
llamado dioses a las siete estrellas que se movían en el cielo, y dioses
seguimos llamando, miles de años después, a los siete días que se mueven en el
tiempo. Los días de la semana siguen respondiendo, con ligeras variantes, a sus
nombres originales: Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, Sol. Lunes,
martes, miércoles, jueves...
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